Momento


El modelo actual de enseñanza formal se ha enfocado a aspectos que se pintan alejados de lo cotidiano, sin embargo la “formalidad” se ha transformado en un adjetivo que describe virtudes en contraste a la informalidad.
Es por eso que hemos desarrollado una serie de ideas que constantemente se apegan a las virtudes y otras tantas se emplean para vincularse directamente a los defectos, errores y pecados.
Y pasan desapercibidos casos como los cínicos formales, es decir, aquellos que han decidido hacer una clara manifestación abierta del ejercicio del cinismo, aquellos que no esconden sus prácticas y que inclusive han desarrollado una metodología tan sistematizada que algunas disciplinas aspirantes a la ciencia envidiarían.
Pues hemos destinado el carácter de veraz, objetivo e importante a todo aquello que consideramos virtuoso, es decir todo aquello que no contradiga la ideología imperante en turno. Por eso se da más importancia a realizar una educación formal en donde se privilegie el aprendizaje de las ciencias naturales, sociales y matemáticas, aunque se destinen al menosprecio las expresiones artísticas, lúdicas y enfocadas a la disciplina creativa. Entonces lo enfocado a desarrollar tareas utilitarias mediante un centro denominado escuela/ colegio/ universidad se denominará “Educación Formal”, mientras que lo “cotidiano” aquellos procesos graduales que ocurren mientras yo escribo y usted lee, pasan y ocurren desapercibidos, ni siquiera pintan en el asunto de lo educativo, eso cotidiano es tan “cotidiano” que no merece ninguna denominación formal ya que lo cotidiano puede ser gradualmente o abruptamente cambiante. Nos damos cuenta de los cambios abruptos como cuando uno duerme a una hora determinada y conforme pasa el tiempo, semanas posteriores, cuando aparece un cambio abrupto que no es cotidiano dormimos a otra hora, estos cambios que se dan en la dimensión de lo cotidiano cuando salen de la rutina, los hemos denominado “alteraciones”, justo en ese momento es cuando ponemos atención y no en la gradualidad del proceso, no en los silencios, en las distracciones o en las impunidades cuando suceden las injusticias, la violencia o la corrupción. Al final sabemos que hay muertos por un lado y dolientes impotentes del otro, secuestradores aquí y víctimas hasta del stress postraumático por allá, noticias de violencia en un extremo y ciudadanos paranoicos del otro, delincuentes de cuello blanco disfrutando de la serenidad que los sistemas institucionales les brindan y obreros/ empleados ansiosos, irritables y agresivos por llegar puntuales al trabajo que poca/nula satisfacción les deja.  Entonces se ha privilegiado a lo formal, aunque sea cinismo formal.
La ignorancia se fomenta por condiciones disfuncionales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero la estupidez se fomenta por cuestiones que no dependen del desarrollo de aptitudes. Nos hemos olvidado del desarrollo personal, de la valiosa Educación Informal (Informal por que no depende de un instituto, centro, comisión, sino que depende de todos los actores que conformamos la comunidad) que se centra en la construcción de condiciones graduales (casi imperceptibles) del bienestar común (pensando en los demás).
Como nos centramos en la formalidad de los asuntos, solemos confundir la clase de “CIVISMO” con la de “CINISMO”, al fin que para quien posee poder (empresario, político, gobernante, policía, etc.), una letra, un número, un desempleado y un muerto, es lo de menos.
Para mi llegó el momento de cambio, de la esperanza activa, del optimismo esforzado, resistente y hasta a veces anarquista, de la revolución de las ideas, de la importancia de lo “cotidiano”, de la virtuosa majestuosidad de lo “informal”, así es, no necesito ser “alguien” para exigir mejores condiciones de vida. Espero que el momento de cambio llegue para ti también.
Psic. Jonathan Flores Ahumada.


Hoy es nuestro momento

¿Cuánto tiempo hemos estado dormidos?, cuánto tiempo  Sin ver lo que pasa a nuestro alrededor, desperdiciando detalles, las cosas que en verdad valen la pena, quejándonos de todo sin hacer nada para mejorar , conformándonos con tan poco, callándonos lo que queremos expresar, reprimiendo infinidad de emociones , satisfaciendo necesidades que ni siquiera son propias, quedando bien con los demás  a costa de nuestro propio  bien estar, dejando de lado nuestros pensamientos, nuestras ideas, para poner sobre ellas la de las otras personas, cuánto tiempo más haciéndonos los ciegos, haciéndonos los sordos…
Ya es tiempo de despertar es momento de sentir, ya es tiempo de quitarnos esa venda que nos cubre los ojos de  la realidad, de salir de esa falsa creencia de que no pasa nada, es momento de gritar,  de alzar la voz,  de expresar lo que sentimos y lo que pensamos, dejemos de ser transparentes  y pongámonos nuestro uniforme de seres humanos, que la sociedad note,  todos sepan que existimos,  es momento de disfrutar todos aquellos instantes que quizá  nunca nos hemos percatado de que existen. Dejemos de pensar en el pasado;  de hacernos infelices por lo que hicimos tiempo atrás, aquellos errores que se convirtieron en  un ancla que nos estancaron  y que no nos dejan crecer aquellos que deberían de ser  una experiencia de la cual debemos  aprender y mejorar,  dejemos de pensar en el futuro de estar tan preocupados por el que podrá pasar, por el no equivocarnos, por la incertidumbre de las cosas nuevas, comencemos a vivir nuestro presente a disfrutar cada momento que pasa al máximo. Momentos grandes y pequeños, momentos agradables y desagradables.  Momentos que pasamos tantas veces en la vida a veces  tan fugaces y tan significativos, aquellos que nos llenan de alegría tan simples  como el  escuchar alguna melodía, observar la naturaleza, contemplar un paisaje, oler un perfume, saborear una  buena comida, una fruta, dar un beso, conocer a un amigo, tener una buena charla, reír hasta que te duela el estomago. Esos momentos en los que te das cuenta que estás  vivo. Todas  estas experiencias que vamos adquiriendo a lo largo de la vida, experiencias buenas y malas que nos hacen crecer como personas, que nos hacen aprender,  ya es tiempo de sentir, es el tiempo de cambiar, de crecer, de hacer, dejemos de estar esperando a que los demás decidan por nosotros, comencemos a realizar nuestros sueños, vamos a formularnos metas, alcancemos esos logros, no esperemos mas hoy es  el momento de cambio, adelante que hoy…¡Hoy es nuestro momento!
Psic. Mayra Nallely Ortega



El mundo se desvirtúa constantemente, plagia, en ocasiones, las maravillas por doquier y en actos temerarios, nos involucra en una esfera sin salida. Por más que tratemos de dar dos pasos, la brisa del retorno nos vuelve al punto de inicio. Cuando por fin hemos conseguido avanzar cuatro pasos más, nos damos cuenta que el camino ha recorrido otros tantos. Pareciera una batalla sin fin, donde, por más que intentemos alcanzar una meta, ésta juega un papel de reto: al final, siempre estará por delante de nosotros, es quizás, el mejor reto que podremos encontrarnos a lo largo de nuestro camino.
¿Insistiremos? Claro. Provenimos de un desarrollo que constantemente se ve involucrado en las nuevas pericias que el ambiente dispone. Será en nuestros desaciertos, donde la complejidad de análisis y reflexión, cabalgarán juntas como aquel jinete galopando en Rocinante. Las dificultades se presentan una y otra vez; se entrelazan en una simbiosis peligrosa: de ella se desprenden unos, con la tónica de la perseverancia, de la sensatez, honestidad, pero sobre todo, de la terquedad que no entiende de límites, de reglamentaciones absurdas, de incoherencia intelectuales; los otros, se hunden en el limbo de la derrota, donde no existe esperanza alguna.
Podría parecernos un cuento simplista; y quizás lo sea. En la vida, como en la literatura, las cosas más simples son las menos contempladas por el hombre. Es en lo simple, donde encontraremos un mar de emociones, de construcción sobre una determinada acción que conllevará a la realización de un proyecto que podríamos tener. Nuestra perseverancia es la fuente total de todas esas acciones: no se puede pensar que, para dirigir nuestros esfuerzos hacia una meta, se requiere simplemente de un extenso conocimiento, porque entonces se corre el riesgo de caer en el dogmatismo establecido por muchos. Pensar diferente, ser diferente, persistente en todo lo que realizamos, tercos, moralmente tercos, es lo que debemos de practica reiteradamente a fin de que nuestro momento, por pequeño que sea, por fugaz o extenso que se vuelva nos lleve a nuestros objetivos. Una meta imposible para los pretextos, pero no para la iniciativa de todos nosotros, de ti. ¿O me equivoco?
Psic. Daniel Sixtos Cruz